Reflexiones en torno a la naturaleza y la perennidad del movimiento peronista
Resumen
El 16 de septiembre de 1955 se iniciaba un golpe cívico-militar autodenominado “Revolución Libertadora”. Nuestra historia política ya registraba dos antecedentes de interrupciones de facto de gobiernos democráticos
en el nivel nacional.1 Pero esta vez las consecuencias de este accionar -incluyendo a las víctimas del bombardeo a la Plaza de Mayo efectuado el 16 de junio de 1955 por los golpistas- serían sumamente gravosas
para el sistema institucional argentino porque, debido a la proscripción del peronismo y al fracaso de los posteriores intentos de integración del mismo a la vida política nacional, se fueron gestando las condiciones
de movilización, lucha y radicalización de vastos sectores de las clases populares argentinas, en un clima epocal contestatario y revolucionario que caracterizó a las décadas del sesenta y del setenta, contexto en el cual la juventud se irá construyendo como uno de los actores sociales, culturales y políticos fundamentales y que gravitará decisivamente para modificar un statu quo que consideraba injusto. Particularmente interesante
es la manera en que este clima de época influyó en la IglesiaCatólica y en un sector importante de la juventud católica argentina.