Puntos ciegos en el análisis de políticas sociales (I)

Autores/as

  • Oscar GRILLO

Resumen

Imaginemos un dibujo esquemático del ojo humano. La información
visual penetra por la córnea, pasa por la pupila, luego por el cristalino y
termina en la retina, donde hay células especializadas que transforman
los fotones de luz en impulsos nerviosos que pasan al cerebro por el
nervio óptico. En ese preciso lugar donde penetra el nervio óptico en la
retina está el punto ciego. Allí no disponemos de células especializadas;
hay un hueco. Esto provoca que ante nosotros haya siempre una parte
del espacio que no vemos, pero no percibimos esa falta. El cerebro se
encarga de rellenar el hueco de manera uniforme y no somos conscientes
de ese déficit.

Publicado

2014-11-01